Marzo va a ser un mes especial, nos hemos decidido a reivindicar de una vez por todas a nuestras escritoras, tantas veces olvidadas y borradas de los libros de Historia.
Hemos propuesto a tres autoras muy distintas; Carmen Laforet, Luisa Carnés y Emilia Pardo Bazán. Con Laforet y su famosísima ‘Nada’ viajaríamos a la Barcelona de la posguerra, con Carnés y su ‘Tea Rooms’ al Madrid de los años 30 y con ‘Los Pazos de Ulloa de Bazán’ a la Galicia de finales del siglo XIX.
La votación se realizará, como es habitual, en nuestro cada vez más numeroso grupo de Facebook (pincha aquí) y se cerrará el viernes 17, lo que nos deja tres días para decidirnos por una de las tres novelas. La lectura dará comienzo el 1 de marzo e iremos comentándola en el grupo como siempre sin spoilers durante todo el mes, abril lo dedicaremos para hablar de la lectura con spoilers.
Os dejamos aquí las sinopsis de las tres novelas 🙂
Nada
Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar -poblado de seres extraños y apasionantes- y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos convergen en un diálogo dramático. Comparada por la crítica con Cumbres borrascosas, Nada destaca tanto por su prosa fresca y directa como por la extraordinaria sensibilidad en la recreación de una voz femenina. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. Es Andrea, absorta, queriendo algo, sin saber qué. Como el resto de los protagonistas, ha nacido a la vida real por un prodigio de la creación artística. Prodigio más que suficiente para formar parte de la Historia de la Literatura.
Tea Rooms, Mujeres obreras
Corren los años treinta en Madrid y las trabajadoras de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol ajustan sus uniformes para comenzar una nueva jornada laboral. Antonia es la más veterana, aunque nunca nadie le ha reconocido su competencia. A la pequeña Marta la miseria la ha vuelto decidida y osada. Paca, treintañera y beata, pasa sus horas de ocio en un convento y Laurita, la ahijada del dueño, se tiene por una «chica moderna». Únicamente Matilde tiene ese «espíritu revoltoso» que se plantea una existencia diferente. Todas trabajan por un salario de hambre y una absoluta falta de expectativas. Están acostumbradas a callar: frente al jefe, frente al marido, frente al padre. Su vida se traduce en esta reflexión de Matilde: «Diez horas de trabajo, cansancio, tres pesetas».
Autora sinsombrero de la Generación del 27, Luisa Carnés escribió esta portentosa novela social rompiendo los esquemas narrativos de la época. Una voz fundamental para acercarnos a la realidad de las mujeres españolas de comienzos del siglo xx.
Los Pazos de Ulloa
Considerada por muchos como una de las mayores novelas españolas del siglo xix, y sin duda la referencia principal dentro de la amplísima bibliografía de Emilia Pardo Bazán, Los Pazos de Ulloa habla tanto de la vida rural en Galicia como de la nobleza venida a menos. Julián Álvarez, un apocado sacerdote, llega a los Pazos de Ulloa para ponerse al servicio del marqués Pedro Moscoso. Lo que encuentra es una caricatura de lo que había imaginado: la finca está en un estado ruinoso y gobernada por sus rústicos empleados, con el temible Primitivo a la cabeza. El marqués, en tanto, sigue con su vida aparentando una posición que ya no tiene, pues su bancarrota es tal que ha vendido hasta el título nobiliario. Para el joven Julián, la mejor opción es llevárselo a casa de su tío en Santiago de Compostela, en donde podrá contraer matrimonio con una de sus primas y tal vez librarse así de aquellos demonios que lo acosaban en su propia casa.
Fiel representante del naturalismo en las letras nacionales, Los Pazos de Ulloa retrata a la perfección la vida rural y el caciquismo del interior (Pardo Bazán incluso creó para los personajes un habla propia, a medio camino entre el castellano y el gallego, para que pudiera ser entendida por todos los públicos sin perder el sabor local), así como las luces y sombras de la España aristocrática de la que ella misma formaba parte.